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¿Podríais vivir sin el arte cada día?

Hoy me gustaría mucho acercaros a uno de los motores de nuestra sociedad y me atrevería a decir humanidad. Algo tan glorioso y sagrado por las sensaciones y emociones que nos despierta como lo es el arte. Cualquier tipo de arte en nuestras vidas.
¿Alguna vez os habéis planteado que se despierta en nosotros contemplar una pintura de Goya o una composición de Mozart por ejemplo?  nos encanta contaros los beneficios de los elementos y situaciones que solemos emplear y utilizar cotidianamente para aprender a disfrutarlas aún más cada día. Y el arte es una de ellas.
Para compartir con vosotros la experiencia tuve ocasión de poder adentrarme en el mismísimo corazón del arte internacional en la última feria artística más importante que se celebra anualmente en España, ARCO Madrid 2015.

¿Y qué pude aprender/sentir?


Entre tantas obras personales, ya sean de grandes artistas como Oscar Murillo y “su grito” o comentarios sobre sentimientos artísticos inmensamente ricos en reflexión como el del director de la feria Carlos Urroz , pude sentir y reintegrar en mi corazón que es la propia experiencia del arte la que nos abre la puerta al mundo real. El arte trata del mundo de la sensibilidad y la imaginación que, como muy bien decía Kant, cada obra y pieza de arte tiene una intención sin propósito alguno.
Todos los seres humanos necesitamos el arte en nuestras vidas. Y vosotros os podréis preguntar “¿por qué?” Porque los beneficios individuales que nacen de la mente del creador, en este caso el artista, se convierten en beneficios sociales al llegar a nuestros sentidos como espectadores.
No olvidemos que el arte cumple una de las mayores y hermosas funciones primarias como medio de comunicación entre nosotros como seres sociales: nos aporta testimonio de lo que nos identifica a cada uno de nosotros como seres humanos.

Qué produjo en mi interior y corazón el contemplar en ARCO Madrid estas obras artísticas?


Estar delante de una obra de arte, seguramente estaréis de acuerdo conmigo, nos despierta la sensibilidad, una parcela de inteligencia emocional que “motiva” a los sentidos a experimentar los estímulos sensoriales a través del disfrute y el placer sin ningún fin en absoluto, tan solo disfrutar y sentir la vida.
Este tipo de sensibilidad, a mi parecer una de las mejores que podemos sentir, nos ocurre como respuesta espontánea, estremeciéndonos o llevándonos a distanciarnos de la obra en cuestión por diversos motivos. Una vez leí, después de muchos años dedicados a la música, el teatro, y las artes en mi vida de forma profesional, que la fórmula del arte se encuentra en entendernos a nosotros mismos para entender al otro.
O lo que a mi parecer es lo mismo y pude sentirlo estos días inmersa en esta feria de arte, lo que constituye mi lema de vida y trabajo especializada en artistas: el puente que permite unir nuestras individualidades como personas únicas e irrepetibles. 

¿Podríais vivir sin el arte cada día?


Respetar el arte es respetar la vida. Es la propia esencia de la vida. Si no os invito a haceros esta pregunta “¿podríais vivir sin música cada día? ¿Libros? ¿Películas? ¿Fotografías? ¿Esculturas?” Y seguramente responderéis como yo, nos sumiríamos en la tristeza.
Dejaríamos de sentir y vivir. De ahí que gracias a infinidad de estudios científicos este demostrado el gran poder beneficioso que tiene sobre nuestro cuerpo en todos los niveles por ejemplo la música y pintura.
Por último compartir con vosotros otra maravillosa característica del arte que nos lleva a fomentarlo y mimarlo socialmente en nuestro día a día: el arte propicia la resolución de problemas a través de la imaginación. La imaginación que nace del contacto y aproximación a las artes es la más pura, ya que no admite prejuicios y permite encerrar el misterio de la humanidad, de nuestra humanidad.
Os dejo con un video resumen de ARCO Madrid 2015 para que podáis haceros una idea de lo que pude sentir, experimentar y lo más maravilloso, descubrir permitiendo ampliar mi crecimiento y visión interior personal:

domingo

Lo que el artista necesita

“No cuestiones su compromiso con la misión. No sirve de nada que le sugieras amablemente al artista que se busque un trabajo diario para llegar a fin de mes, o rendirse, o sentar la cabeza, o bajar el listón. El artista piensa en esto todos los días, y no necesita que le recuerdes que puede sacrificar su vida y su sueño por un empleo mejor para poder permitirse más lujos y cachivaches industrializados.
Cuando haya finalizado el trabajo, no cuestiones las tácticas, sobre todo si no te pregunta. El momento de devanarse los sesos para encontrar la mejor manera de interactuar con el mercado es mientras se está creando el arte, no cuando ha fracasado. Por otra parte, es perfectamente adecuado que le preguntes al artista si quiere hablar sobre cómo aumentar las probabilidades de que su público entienda mejor su arte.
Es inútil que intentes tranquilizar al artista. Nunca serás capaz de tranquilizarlo suficientemente como para que supere el abismo constante que conllevan cada decisión, cada proyecto y cada táctica. Un artista necesita que lo confortes asegurándole que ha elegido un camino loable y que le hagas saber que cuenta con tu apoyo. Pero la tranquilidad sobre su trabajo debe nacer en su interior. La mejor pregunta que puedes hacerle a un artista es: «¿Cómo vas a conseguir que funcione?».
Intenta diferenciar entre las críticas que el arte suscita en una persona (tú) y la difícil comprensión empática que despierta en las demás. Tal vez no te guste a ti, pero no es justo generalizar y decir que no le va a gustar a nadie. Si no eres capaz de entender la obra desde el punto de vista del público, quizá sea mejor que no digas nada.
El artista necesita que le demuestres un compromiso inquebrantable con su misión. Este es el precio más alto que tienes que pagar por estar con un artista y apoyarlo, y sí, probablemente puedes invertir aún más tiempo, pasión y dinero para hacerlo. Parte del apoyo a esta misión consiste en empujar al artista a ser más comprometido, no menos; en empujarlo a demostrar más concentración, agudeza y singularidad, no menos.
(…)
El artista no necesita que le ofrezcan una escapatoria para evitar crear arte. No necesita que le recuerden la realidad, o los abogados, o las normas, o incluso las leyes de la física. El artista simplemente necesita que lo animen, lo engatusen y lo apoyen para crear un arte mejor.”
Seth Godin, El engaño de Ícaro.